miércoles, 29 de junio de 2011

WHAT DID YOU EXPECT...?

¿Es bueno esperar algo de alguien? A primera vista, la respuesta rápida es que no porque lo asociamos directamente con pedir algo a cambio por lo que damos de nosotros mismos, como si siempre estuviesemos esperando algo de otra persona por lo que hemos hecho y quisiésemos recibir lo mismo.

Sin embargo, esperar algo no debe ser ni la esperanza de una recompensa, ni una justificación cuando alguien nos recrimina algo. También puede significar valorar lo que alguien ha dado o hecho por nosotr@s, y saber responder a ese estímulo, evitando al menos herir. Porque no hay nada que duela más ni algo más egoísta que decir: “¿Qué esperabas?”, cuando una respuesta razonable, o ser honest@, es más que suficiente. Porque dar esa pregunta como respuesta es como demostrar lo poco que te importa esa persona.

Y es que a veces es necesario esperar, ya que la esperanza en sí misma puede ser menos horrible que su propia extinción. Por muy frecuentes que sean los fracasos. Por ejemplo, puedo vivir pensando que el objetivo de todo el mundo es dañar al prójimo, así que lo que puedo esperar es que un día me encuentre a alguien que me demuestre lo contrario. Es decir, no espero que me demuestre que no hace daño, sino que exista y un dia aparezca alguien así, manteniendo la esperanza de su existencia y no de que se comporte así porque nosotros lo queramos. O al menos, que cuando al resto le pregunte el por qué de su comportamiento, me digan que es porque les pinché las ruedas del coche, o hice algo que no les gustó. Si hacemos algo bueno, ¿por qué hemos de recibir lo malo? Yo prefiero entonces esperar… Y si me preguntan que qué esperaba, responder todo orgullosa, que lo que esperaba era que ”…” (piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii) jajajaja.

lunes, 27 de junio de 2011

Moving To Mars

- “Estás en Marte”, o “en la Luna”.

A quién no le han dicho alguna vez algo así. Puede que no sea materialmente posible para todos hacerlo ahora, comprar en la ventanilla de la estación un billete: “A Marte, por favor”, y poder responder cuando te lo digan: “Pues sí, me aburría y he dicho, voy a darme una vuelta por allí”. Pero sí lo hacemos varias veces al día psicológicamente. Ese momento en el que desconectas de todo lo que te rodea, y aunque estás de cuerpo presente, hasta en una conversación con alguien, tu cerebro hace rato que anda en otro lugar, a millones de años luz.

Y eres capaz de sentirte flotando en el espacio, allí donde no existe ninguna de las preocupaciones que aquí tienes, y te sientes libre, ligero, relajado. No hay noche ni día, solo un oscuro vacío iluminado con millones de puntos brillantes. Y sabes que allí no tienes nada en lo que pensar, ni ninguna decisión que tomar… Y piensas que al fin y al cabo, no estaría tan mal vivir allí.

Pero hay un murmuro que hace interferencias en tu viaje espacial:

- “¿Entiendes? Porque si al final…

- “Sí, sí…”

Tu cabeza asiente para dejar claro a la otra persona que estás, y a la vez no estás en la conversación. Te entiendo todo aun sin saber de qué me hablas, pero quiero quedarme en ese viaje a Marte, que la Tierra ya queda atrás a lo lejos… Que ya empiezo a vislumbrar mi destino, tu voz no es sino un lejano eco, y desde allí todo lo que existe y ha pasado no va a ser sino un vago recuerdo que ni siquiera dolerá… Igual hasta interviene el olvido.

La canción acaba, y en menos de un segundo, como un puñetazo en todo el estómago, vuelves a tu realidad, a esa en la que la otra persona ya está de frente tuya riéndose y zarandeándote.

- “¿Pero a ti que te pasa? Estás en Marte por lo menos.”

- “Somewhere up above the stars…” Y sonríes. Para la otra persona, se te va la olla (y hasta se pica porque no le prestas atención); para ti, has viajado por la sinfonía del espacio.

Tardes de piscina… J

viernes, 24 de junio de 2011

Lo nuevo de Beirut

Este año promete mucho musicalmente. Grandes retornos avecinan para final de verano, y solo por tener varios de esos cd’s entre mis manos, renegaría de mi dios el sol y me plantaría en septiembre.

El 30 de agosto sale a la luz “The Tip Ride”, último álbum de estudio de Beirut, del que ya está disponible su primer single, East Harlem, y su B-shide Goshen. Esta vez le toca el turno a la ciudad de Nueva York, tras las anteriores “visitas” al folklore balcánico ("The Gulag Orkestar"), francés ("The Flying Club Cup") y mexicano ("March of the Zapotec").

Estas nuevas canciones siguen teniendo la esencia del sonido característico instrumental de Beirut, salvando las distancias de la influencia que una u otra cultura pueda irradiar en su composición. Y es que si algo queda claro cuando escuchas a este grupo, es el lugar por el que Zach se ha inspirado. Vamos, lo que viene siendo un viajecito mental gratuito para el oyente. Para mí ahí está la grandeza de este músico con una de las voces que más me gustan: te lleva allí donde quiere.

Quizá sea porque su primer álbum me pareció tan excesivamente bueno, que ahora lo nuevo sabe a poco. Pero bueno, me mantengo a la espera de poder escuchar todo el álbum, ya que una persona capaz de componer un “Elephant Gun”, “Postcards from Italy”, o “Nantes” con escasos 20 años, estoy segura de que tiene mucho más que mostrar.

miércoles, 22 de junio de 2011

"...She’s the only one makes me search myself..."

http://www.youtube.com/watch?v=WC34WHhVLXQ

Nunca me han gustado las listas de “Top 10” o 100 o las q sean, ni decir que tal grupo o cantante es el mejor. Sencillamente por la idea de que además de ser algo extremadamente subjetivo y no hay que condicionar nuestros gustos a los de los demás, resulta que la música no es al final más que una cadena de influencias. Ahí teníamos a Muse con su inspiración en los clásicos del romanticismo, o Arcade Fire con Neil Young o Bob Dylan. Para mí el mejor no existe porque todavía hay mucho de lo que aprender del pasado y mejorar en el futuro.

No obstante, es evidente que todos tenemos a ese grupo o cantante “especial”, ése que destaca sobre todos los demás. Y eso no lo determina el primer puesto en una lista, sino lo que sientes cuando los escuchas, que es mucho más de lo que otros consiguen, o te hacen sentir de una forma diferente. Aquellos que no te importa que cambien de estilo, o puedan utilizar un ritmo “parecido a”. Para mí son Red Hot Chili Peppers.

Es cierto que (a la espera de que publiquen el próximo I’m with you) no generan los mismos ritmos funk o punk de sus inicios, y desde hace tiempo se intuye una etapa personal mucho más madura y tranquila que por supuesto influye en sus composiciones. Señores, esta gente lleva más de 20 años en la palestra, es lógico que si la música es la expresión de tu alma, ésta evolucione con el discurrir del tiempo y el Sr. Kiedis no componga lo mismo a sus maduros y experimentados 40 que a los alucinógenos 20. A mí sinceramente me gusta notar ese cambio, y puede que haya un álbum que me guste más que otro, pero la realidad es que cada uno se corresponde con una etapa de mi vida y no por ello es mejor o peor.

Creo que todos los momentos clave que tenemos en nuestras vidas y nos marcan a nivel personal, aquellos que hacen que seamos lo que ahora somos, se corresponden con canciones de ese alguien especial en mayor medida. Y no es que lo busques intencionadamente, simplemente, no sabes cómo, pero siempre acaban ahí sonando. Quizá la respuesta es sencillamente que forman parte de ti. Que naciste escuchándolos, lloraste en situaciones complicadas, reíste, te enamoraste, te los regalaron…los regalaste. Como símbolo de tu persona. Como si fueses capaz de introducir todo lo que eres en un puñado de canciones empaquetadas en un plástico y decir “Toma, esto es lo que soy”. Tuve la oportunidad de recibir muy joven un regalo de esas características en forma de CD, Blood Sugar Sex Magik, y más tarde, cuando encontré la persona que sabía que lo valoraría, de ser yo quien regalaba con By the way y Stadium Arcadium. No quise quedarme solo con lo que se siente cuando recibes algo así (que ya es grande de por sí), sino también cuando eres tú quien lo da y lo único equiparable a ese sentimiento de entrega, sea la certeza del que recibe de que tiene algo tan importante entre sus manos.

En mi afán de fechas y recordatorios del pasado, hoy hace 4 años que tuve la ocasión de verlos en directo por primera vez, con una mano en el costado, durante 1 hora (alguien tiró un katxi de kalimotxo a Frusciante y dieron por terminado el concierto).

lunes, 20 de junio de 2011

Everytime you close your eyes...

Rebellion (Lies) te evoca a lugares que no existen en la realidad ni sabes cómo describir. Solo sé que tiene el poder de empujarte a escucharla en todo momento para volver a sentir esa sensación que provoca. Incluso cuando llegas a casa a las 6 de la mañana quemada de escuchar la música de siempre en los bares, o vas hacia el trabajo en uno de esos días que piensas que lo mejor sería no haberse levantado.

No hay palabras. Solo hay que subir el volumen, tumbarse en el suelo y cerrar los ojos. Puedes sentir como los coros salen de tu pecho, se te quiebra la voz de la tensión que empieza a recorrer tu cuerpo…y sí, sé que si probáis, sabréis el momento exacto en el que cae una lágrima, y toda la tensión acumulada se convierte en una gota de agua que sientes cómo discurre por tu cara hasta desaparecer. Al fin y al cabo, esa es la estructura de la música… comienza con un sutil acorde que altera un sentimiento, unas notas perdidas que van cogiendo forma hasta que poco a poco asoma una melodía, ésta discurre por todo tu cuerpo rozando tus cinco sentidos en su momento culmen, y perdiendo peso pero dejando huella, desemboca en el mismo lugar del que proviene….de la nada. Solo hay que darle forma.

Funeral es un álbum en el que llevo “trabajando” siete años para, hasta ahora, llegar a sentir cuatro canciones…. Es complicado que te guste a la primera, pero puedo asegurar que la espera ha valido la pena aunque no pueda explicarlo en palabras, por eso no decaigo en recomendarlo a todas aquellas personas a las que sé que les puede llevar a sentir algo tan inexplicable como bello.

Quien sea capaz de entender este post, sabrá que esta canción es uno de los mejores regalos que soy capaz de hacer. 

jueves, 16 de junio de 2011

KNIGHTS OF CYDONIA



Hoy hace exactamente un año que vi por primera vez a Muse en concierto. Con el cielo igual de nublado que ha amanecido hoy, cogí un tren a Madrid a lo que sería el espectáculo más grandioso que he vivido hasta ahora. Una puesta en escena apabullante, escenografía y set-list impecable; todo era un conjunto bien ensamblado.

                   Muse sorprende, y mucho, en directo. Si el álbum te deja con la boca abierta, el directo te desgarra por dentro. Descubres que Bellamy no es solo un alma de composición clásica multiinstrumentista… es que además, las cuerdas vocales de este hombre deben estar bañadas en algún tipo de metal.

                   Knights of Cydonia fue el cierre del concierto tras una larga lista de éxitos pertenecientes a toda su carrera discográfica. Pero menudo final. Es una canción que, melódicamente, tiene un cierto gusto a “spaguetti western”, y así lo hicieron ver tanto en la ambientación del videoclip como en las actuaciones en directo. Y es que de repente, lo único que oyes es una armónica entonando el “The man with the harmonica” de Ennio Morricone, ensamblándose poco a poco con el potente guitarreo y ritmos de percusión de la propia canción. Para rematar, sublime el falsetto de Matt,  muchísimo más alto y claro que la versión de estudio, capaz de ponerte literalmente los pelos de punta.

                   Cosas del directo, que pasan desapercibidas en tu MP3 y por lo que merece la pena pagar la entrada. No obstante, escucharlo a solas en tu habitación tampoco pierde su magia. Que las letras de Muse contienen mensajes de crítica a la sociedad actual, especialmente hacia los políticos, no es ningún secreto. Pero es que si te concentras también en el sonido de esta canción, lo cierto es que no es sino una “moderna” canción protesta (y digo moderna en alusión a la sintetización del sonido). Acordes simples, letras comprometidas.

                   Mi anclaje esta vez me lleva a años no vividos, pero mantenidos fotográficamente, y de repente puedo verme en la plaza del pueblo en plenos años 60, activismo antifranquista. Guitarra y micrófono en mano, rodeado de una juventud emergente que pide un cambio político y denuncia la situación de determinados colectivos. No dudo que serían años difíciles, pero el saber que formas parte de la historia, que con solo una guitarra y tu voz, que es lo único que tienes, puedes alentar a las masas y hacer tambalear una dictadura… bien vale la pena vivirlo, aunque hubiera que correr perseguido con la guitarra bajo el brazo y pasar la noche en el calabozo.

“You and I must fight for our rights
You and I must fight to survive”  

JUST FEEL THE MUSIC

Sí, esto es un blog más hablando de música. No es el primero ni, por suerte, el último. Siempre que haya alguien que exprese lo que siente cuando la escucha, significará que el espíritu de ésta sigue vivo, y que alguien más llegó a entenderla.

                   ¿Por qué ella? Pues muy sencillo y muy complicado a la vez. Tan fácil como poner la aguja sobre un vinilo y que las RPM (Revoluciones Por Minuto), o darle al ON en tu reproductor, te muestren una melodía. Tan difícil como encontrar el vinilo y el momento adecuado para que esa canción, ese artista, entre por tus oídos y, sin pedir permiso ni controlarlo, altere tu ritmo cardíaco y tu estado emocional. Ese momento en el que cierras los ojos y te sientes libre de cualquier pensamiento ajeno a la letra de lo que escuchas… Ese instante en el que te das cuenta de que es uno de los sentimientos más puros que vas a vivir en esta vida.

                   La música es un ente invisible al alcance de todos, que se hace visible tan solo para unos pocos. Para aquellos con un nivel sensitivo extremadamente delicado. Es capaz de hacerse tan nítida en tu nebulosa cerebral, que eres capaz de darle forma y rozarla con la punta de los dedos. A veces tiene forma de lluvia de mariposas de papel y te hace despertar sollozando entre miles de personas. Otras, simplemente es un vinilo de tu niñez o un CD de la adolescencia que evocan tardes y tardes viéndolos girar en el aparato junto a un viejo póster de los Dire Straits pegado en la pared. Es la magia de la música, te muestra lo que el ser humano es capaz de sentir con un puñado de notas. Y es que solo hay que dejarla fluir.

                   ¿Por qué anclajes músico-emocionales? Un anclaje es la asociación automática producida entre un estímulo y una respuesta emocional. Éstos se producen a través de los sentidos y, por lo tanto, pueden ser visuales, auditivos, kinestésicos, olfativos o gustativos. O bien una mezcla de algunos de ellos. Anclaje es por ejemplo mirar al cielo y recordar que un día dejaste de lado tu corazón de letras por un cerebro científico que te diese una explicación racional de todo lo que ocurre. O simplemente, pasar por el lugar donde diste tu primer beso y sentir el olor a primavera en pleno invierno. Hay tantos anclajes como instantes vividos por una persona. Millones.

                   Para mí, la música es el más potente estímulo que tengo para crear mis propios anclajes. Por suerte o desgracia (ya que en ocasiones rozas el exceso, te ven cara de gafapasta, y te preguntas por qué no te habrán gustado a ti también las pachangueras…), mi cerebro asocia cada instante de mi día a día con una canción. Algunas veces son clásicos (la mayoría) y otras son novedades que acabo de descubrir.

                   El propósito de este blog no es más que dar a conocer, o simplemente rememorar, esas canciones que son capaces de hacerte ver todo lo que llevas dentro. Esas que no importa lo que quiera decir la letra literal. Esas que quién sabe por qué, te trasladan a un recuerdo tan recóndito como nítido a la vez.

                   Bienvenidos a la B.S.O. de Mi Vida.